Tensión en México por juicio a exfuncionario de seguridad
Este capo del crimen organizado narró en su primera comparecencia ayer que el reo viene delinquiendo desde 2001 en época de Fox, y continuó luego con la de Calderón, e incluso con Enrique Peña Nieto (2012-2018), pero ya desde Estados Unidos.
En sus declaraciones no involucró a ninguno de los tres, pero poco antes el fiscal asistente Phillip Pilmar acusó al exmáximo funcionario de seguridad pública de Calderón de aceptar millones de dólares de un cártel para permitir el traslado de toneladas de cocaína a Estados Unidos, lo cual posteriormente confirmó el testigo.
Villarreal Barragán detalló múltiples ocasiones en que acompañó a su jefe Arturo Beltrán Leyva (ya fallecido) en reuniones donde se le entregaba a García Luna, entonces jefe de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) durante el sexenio de Fox, aproximadamente un millón y medio de dólares cada mes a cambio de que él protegiera el negocio del cártel de Sinaloa.
Estos pagos solían ser, dijo, en billetes de 100 empaquetados dentro de una maleta “chorizo” negra. También recibió de 14 a 16 millones del Cártel de Golfo para dejarle libre un cargamento de dos toneladas de cocaína que le había incautado.
El testigo dijo que en esa época el acusado recibió fabulosos regalos de Arturo Beltrán Leyva, incluida una moto Harley Davidson edición especial.
Denunció que la participación de García Luna fue clave en el crecimiento del cártel de Sinaloa, tanto en control de territorio como en el volumen de su comercio de drogas y también en “eliminar a nuestros rivales”. Detalló que el acusado, a cambio de los sobornos, “nos daba información sobre operativos… nos ayudó a tener o quitar agentes en México, compartió información para ayudarnos a golpear a rivales”.
“Sin su apoyo, hubiera sido imposible el crecimiento del cártel”, repitió varias veces, lo cual llevó a la fiscalía a afirmar que el exsecretario de seguridad traicionó al mismo tiempo a México y a Estados Unidos.
La defensa refutó todo lo dicho y consideró que las palabras de El Grande eran una reacción de venganza porque García Luna lo encarceló y que no había pruebas, pero fue muy poco convincente.
Ese será el tono de este martes y los siguientes durante quizás ocho semanas si no se declara culpable para bajar la pena de cadena perpetua o 20 años de prisión, o si implica en sus fechorías a Calderón y Fox.