El golpe ‘sentimental’ de la venta de Banamex

Citigroup ha puesto a la venta su red minorista en México, y con ella, la marca Banamex, enraizada en la historia y la cultura del país. La noticia generó especulaciones en el sector y preocupación entre sus clientes

Su salida ya estaba anunciada, pero no por eso dejó de doler. El banco estadounidense Citigroup anunció esta semana que se prepara para cerrar parcialmente sus operaciones en México. Para hacerlo, venderá la marca Banamex, conocida también como el Banco Nacional de México, un centenario banco enraizado en la cultura de los mexicanos. Mientras sus clientes se preguntan qué pasara con sus cuentas, especulaciones sobre un posible comprador inundaron el sector bancario.

Citigroup, una marca global y uno de los bancos más grandes del mundo, lleva un par de años en una especie de crisis de identidad y en una batalla por mantener su imagen. En la sacudida financiera de 2008, fue uno de los bancos que recibieron mayor cantidad de apoyos, un paraguas conocido como bailout, por parte del Gobierno de Estados Unidos, lo cual generó irritación entre la población afectada por la crisis. En 2013, acordó pagar 730 millones de dólares para resolver una demanda presentada por inversionistas institucionales que alegaron que el banco los engañó con respecto a los riesgos de varias inversiones.

Un par de años después, reguladores bancarios en EE UU y del estado de California multaron a una subsidiaria de Citi, Banamex USA, por 140 millones de dólares por no tener controles adecuados contra el lavado de dinero. Citi cerró la filial y pagó 97,4 millones de dólares más para cerrar la investigación. Más recientemente, en octubre de 2020, Citi fue multado por 400 millones de dólares por “prácticas bancarias inseguras y poco sólidas”. La multa llegó dos meses después de que uno de sus empleados enviara accidentalmente casi 1.000 millones de dólares a las personas equivocadas.

Al poco tiempo, en medio del vergonzoso episodio, Citi anunció que su próxima directora general sería Jane Fraser, la primera mujer en encabezar un banco de tal magnitud en Wall Street. Tan solo un mes después de llegar al puesto, en abril del año pasado, Fraser avanzó que Citi dejaría sus negocios minoristas en 13 países y solo se quedaría en países con capitales financieras, como Hong Kong y el Reino Unido. En una era post-crisis financiera, marcada por criptomonedas, tokens no fungibles (NFTs) y venganzas mercantiles (estilo GameStop), Fraser ha decidido que Citi debe dejar de luchar por ser el mejor en negocios dirigidos al consumidor y debiera mejor enfocarse en lo que lo hizo un gran banco desde sus orígenes, los grandes negocios con corporativos y la banca de inversión.

En aquel anuncio en abril, Citi no dijo claramente que saldría de México, pero estaba implícito, ya que México no es una capital financiera mundial. A pesar de esto, el anuncio esta semana tocó fibras sensibles en el país, porque se dio en un momento de tensión entre el Gobierno federal y el sector privado. Además, las perspectivas económicas para México, la segunda economía más grande de Latinoamérica, se han achicado conforme avanza la variante ómicron y debido a la debilidad en la inversión.

“Esto lo tomo como una señal de que un banco como Citi ve que México, o el mercado mexicano, empieza a perder atractivo”, dijo Alexis Milo, consultor, exfuncionario del Gobierno Federal y execonomista jefe de HSBC y Deutsche Bank en México. En un país en el que el presidente ataca empresas en conferencias de prensa, las compañías se sienten “desprotegidas” por el Gobierno, lo cual pone en riesgo sus marcas globales. “México puede darles el 3% de sus ganancias,” dice Milo, “pero les da 10% de sus problemas”.